martes, 6 de diciembre de 2011

Yves Rossy " JETMAN "

Yves Rossy ( * 27 agosto de 1959), autoproclamado "Fusionman" y también llamado "Jet Man", es un piloto suizo, inventor y entusiasta de la aviación. Es la primera persona con éxito en construir y volar con unas alas a reacción sujetas a la espalda. Mientras que la existencia de este tipo de artefactos que permiten volar a los hombres sin necesidad de usar una aeronave se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando se trabajaba para desarrollar los cinturones cohete o jetpacks, Yves Rossy es el primer hombre en idear y construir unas alas a reacción que permiten vuelos estables y prolongados con velocidades de hasta 300 km/h, si bien no cuenta con ningún tipo de sistema para despegar o aterrizar si no es ayudándose de una aeronave y de varios paracaídas.

Yves sirvió como piloto para la Fuerza Aérea Suiza, pilotando aviones Dassault Mirage III, Northrop F-5 Tiger IIs y Hawker Hunter. A lo largo de su vida profesional también ha pilotado aviones Boeing 747 para la antigua compañía aérea Swissair. Actualmente pilota un modelo Airbus A320 que vuela entre Zurich y Heathrow para Swiss International Air Lines.


Jetwing. Alas a reacción
                                             
                                                                     Jet-powered wing.

Yves Rossy ha desarrollado y construido unas alas a reacción a base de fibra de carbono, material muy usado en la aviación y aeronáutica. Estas alas tienen una envergadura de 2,4 metros y son propulsadas mediante 4 pequeños motores a reacción de la marca JetCat; situados bajo las alas, alineados a la perfección para evitar quemar a Rossy y para no provocar que éste pierda el control de las alas. Usan como combustible queroseno. Son versiones de mayor tamaño que unos modelos usados en aeromodelismo. Yves viste un traje resistente al calor de un tejido similar al que usan los bomberos o los pilotos de automovilismo para protegerse del jet exhaust.

Rossy es la "primera persona en ganar altitud y mantener un vuelo horizontal estable gracias a sus alas a reacción fabricadas en fibra de carbono" que se pliegan gracias a bisagras colocadas en el punto medio de cada ala.

Tras ser elevado por un avión Pilatus Porter, Yves Rossy salta del avión con las alas plegadas y las despliega mientras se encuentra en caída libre, vuela horizontalmente y después aterriza usando un paracaídas. Consigue un auténtico vuelo controlado usando sus manos y su cuerpo. Básicamente gira a la derecha la cabeza para ir en esa dirección y viceversa. Para ascender o descender usa la cabeza en conjunto con la espalda.

Rossy y sus patrocinadores se han gastado alrededor de $190,000 para construir este complejo aparato.

Primeros vuelos con éxito

Su primer intento exitoso se sucedió el 24 de junio de 2004, cerca de Ginebra, Suiza. Desde entonces Yves Rossy ha realizado con sus alas más de 30 vuelos con éxito.

En noviembre de 2006, tras haber desarrollado y mejorado sus alas a reacción, las puso a prueba realizando un vuelo con éxito desde Calais hasta Dover, cruzando el canal de la Mancha.

Sus alas a reacción se exhibieron el 18 de abril de 2008 en la inauguración de la trigésimoquinta Exhibición de Inventos en Ginebra.

El 14 de mayo de 2008 realizó un vuelo exitoso de unos 6 minutos de duración desde la localidad de Bex, cerca del lago Lemán. Fue su primera aparición pública, y en ella realizó a una altitud de 790 metros piruetas de un lado a otro del valle Rhone.
El reto del Canal de la Mancha

El 24 de septiembre de 2008 Yves Rossy tenía previsto realizar un vuelo desde Calais, Francia, a Dover, Reino Unido. Sin embargo a causa de las malas condiciones atmosféricas en la zona de Dover, que impedían aterrizar con seguridad, Yves Rossy pospuso el vuelo al día siguiente. Al no gozar de las condiciones adecuadas se vio obligado a volver a posponer su hazaña.

Finalmente el día 26 de septiembre de 2008 a las 14:19, Yves Rossy sobrevoló con éxito el Canal de la Mancha en alrededor 10 minutos, tras haber saltado desde el avión Pilatus que lo elevó a 2.700 metros para poder saltar en caída libre a 300 km/h y estabilizar el vuelo a unos 200 km/h con dirección a la costa inglesa, hacia Dover. Gastó 32 litros de queroseno para atravesar los 35 km que separan Calais y Dover. El combustible era el justo para los cálculos que estimaban que tardaría unos 13 minutos. 





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